20.5.12

Mi historia, parte 2 (1 de 2)

El paso de José Luis por la secundaria, fue cuanto menos una tortura diaria. Trás pasar los tres ultimos cursos de primaria en el colegio Tartessos, volvió al Federico García Lorca, su primer colegio ahora transformado en instituto.
Pensó por poco tiempo en lo bien que estaría volver allí tras esos años(pues guardaba bonitos recuerdos), antes de darse cuenta del cambio ambiental que sufrío.
Algunos amigos como Sergio Bravo, Antonio Cabeza, Rubén Herrera sufrieron los mismos cambios,ya que siguieron siendo sus compañeros en esta nueva etapa. En poco tiempo conocío a toda la "fauna" de ese nuevo centro que como animales salvajes buscaban siempre presas en los descansos entre clases, grupos de matones que basaban su ocio en hacer de sus iguales las personas mas inquietas y desgraciadas que pudiesen.
Cada año que pasab era peor que el anterior, cada vez mas hostlidad, cada vez mas anarquía, cada vez menos respeto por la autoridad y por los compañeros.

Entre los alumnos que allí cursabamos se nos podía diferenciar en cuatro categorías x así decirlo:
-La primera de ellas formada por los mencionados matones unineuronales.
-La segunda formada por aquella gente que sin llegar a ser matones ,les reían a estos las gracias y los cubrían.
-La tercera la componían aquellos alumnos que eran acosados por las dos primeras categorías, que por falta de valor o      exceso de coacción no se atrevían a contrariarlos ni a delatarlos.
-La cuarta y más reducida en número, la componían alumnos acosados, pero con valor de plantarles cara.

En el caso de José, era del tercer grupo, al menos al principio...

Nuestro protagonista seguía siendo un rajado, tanto que aguantó burlas diarias, puestas en evidencia, llegando a convertirse en un "paria social", y no es que no tuviese amigos, los tenía, pero estos dejaban de serlo en precencia de los agresores. Personas que aún siendo agradables en la intimidad, en público daban la espalda por miedo a ser arrastrados a ese círculo de enemistad con todos.
No era él el único blanco de burlas y agresiones físicas, amigos tambien la sufrieron , pero en menos intensidad, y te preguntarás ¿por qué les dieron por tí?, pues sencillo de responder, gracias a ese impulso que mencione en mi primer documento, el cual era cada vez mas incontrolable. Vastó un par de contestaciones, para centrar las malas intenciones sobre su persona.
A partir de aquí el día se resumía en mirar el reloj, esperando de que cada clase nunca acabase, intentando concentrarme en las lecciones a pesar de recibir amenazas, burlas al oir mi apellido, Sucilla, algunos saltaban de sus pupitres gritando "Nocillaaaa", o "mira su silla y su mesaa", bromas al nivel de su inteligencia.
Aunque todo esto era lo de menos, a veces hasta me reía(aunque con el tiempo desgastaba la paciencia), pues en comparación con lo que aguantaba eso eran solo tonterías.

Los profesores salvo contadas ocasiones se hacían los suecos, fingiendo estar concentrados en escribir en la pizarra sus lecciones o de no llegar escuchar nada por estar hablando con algún alumno. La razón de este comportamiento por parte del equipo docente era comprensible,(aunque no admisible) pues en el caso de amonestar a algún soplapollas de los anteriormente mencionados, a su defensa acudían sus padres(factibles antiguos matones)que sin mediar palabra recurrían a la violencia y en ocasiones los mismos alumnos pues amparados por la ley de protección al menor, de los profesores(algunos de estos alumnos eran enormes, pues estaban tripitiendo 4º de ESO).
Estos mamoncetes malcriados llegaron a hacer cosas tales como encerrar clases enteras cn profesores fuera, dejar a un profesor ciego, por el golpe de un dátil(arma arrojadiza predilecta en las guerras campales que se formaban en los descansos), arrojo de material mobiliario por las ventanas, incluso prender fuego al colegio. El repertorio no era menor, respecto a sus compañeros: palizas, amenazas, violaciones de chicas en los servicios, incluso una vez un matón le arrancó media oreja a otro de un mordisco...

En este ambiente tuve que pasar mi adolescencia y tal fue mi afección que no dormía por las noches durante mucho tiempo. Un día como cualquier otro José Luis se dio cuenta hasta que punto estaba inmerso en un caso de bullying, pasó que atandose los cordones de sus zapatos se descubrío temblando. Al darse cuenta lo unico que sintío fue tristeza por si mismo, algo dentro de él estalló y antes de partir al instituto no se vió reconocido en el espejo del baño , mientras cepillaba sus dientes.
Cuando llegó al instituto no habló ni saludo a nadie, ni siquiera a sus compañeros, se sentía solo y pensaba que el solo saldría de esa situación. Empezó la primera clase y al oir las esperadas burlas sobre su apellido, soltó una carcajada burlona a modo de imitación y la clase se volvió para mirarle. José Luis solo miraba fijamente al profesor a los ojos con gesto de enfado y el profesor prosiguió pasando lista, tan absorto como el resto de la clase.
La gente se quedaba mirando a José Luis pues al salir de clase se quedo frente a la puerta, sitio donde se solían colocar los matones y por lo general los chicos de su "categoría" no solían osar quedarse cerca.
No pasó mucho rato hasta que uno de ellos se acercó y y casi sin mirarle le dijo-quita de ahí sucilla- a lo que él repondió -quítame tú-la respuesta del matón fue en primer lugar sonreír y la segunda meter un empujon a José, pero esté no solo se mantuvo sino que se lo devolvió. Pudo entrar en la clase siguiente sin problema amparado por la aparición de una profesora en el momento oportuno.
Las contestaciones se empezaron a hacer frecuentes y las represalias empeoraron, cada vez mas crueles, como dar vueltas al campo en clase de educación física detras de él, soltando puñetazos a las costillas o pasando por al lado y hacer la zancadilla. Hacer "el pasillo" unicamente a José Luis fue una muestra descarada de la fijación que tenían por él.



Un día tras el recreo y al subir a clase José Luis vió roto su cuaderno de dibujo, cuaderno k pertenecía a su abuelo, y todos en clase bien sabían. Cuando los compañeros entraron en clase y vieron como sentado en su silla, cabeza baja, y sujetando partes del cuaderno con cada mano lloraba, se acercaron e intentaron consolarlo. Seguidamente entraron los matones riéndose y decian cosas como -¿qué te ha pasado?jejeje- en ese momento sin importale que le pasaría luego, se abalanzó a por el sujeto que soltó la carcajada y y entre lagrimas no paro de golpear su estomago, hasta que entró el profesor y los separó(curioso que cuando eran ellos los que cobraban, si se metian los profesores).
Más tarde no hubo comentarios ni bromas, quizás por que ellos mismo vieron lo afectado que estaba...

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